Cómo adaptar la dieta a problemas de masticación o deglución en la tercera edad

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Con el paso de los años, muchos aspectos de nuestra salud cambian. Entre ellos, la forma en la que comemos. Los problemas al masticar en la tercera edad son más comunes de lo que pensamos, y no deben tomarse a la ligera. Dificultades para morder, masticar o tragar pueden afectar no solo a la nutrición, sino también al ánimo y a la calidad de vida de una persona mayor.

 

En Residencia El Encinar, prestamos especial atención a este aspecto esencial. Comer debe ser una experiencia placentera y segura, no un momento de preocupación.

 

¿Por qué ocurren estas dificultades?

Con la edad, pueden aparecer múltiples causas que afecten a la capacidad de masticar correctamente. La pérdida de piezas dentales, el uso de prótesis mal ajustadas o el desgaste de la musculatura mandibular son factores comunes. A esto se pueden sumar enfermedades como el párkinson, la artrosis de mandíbula o algunos efectos secundarios de medicamentos que disminuyen la producción de saliva.

 

También hay que tener en cuenta problemas neurológicos que dificultan la coordinación entre masticación y deglución. Todo esto puede provocar que comer se vuelva lento, cansado, e incluso doloroso.

 

Consecuencias de no actuar a tiempo

Cuando una persona mayor deja de comer ciertos alimentos porque le cuesta masticarlos, su dieta se empobrece. Ya no solo pierde el placer de comer, sino también nutrientes esenciales. Puede aparecer pérdida de peso, fatiga crónica, debilidad muscular o anemia.

 

En algunos casos, el miedo a atragantarse hace que eviten las comidas, generando ansiedad y aislamiento. Comer en compañía se convierte en un momento incómodo, cuando en realidad debería ser una fuente de disfrute y socialización.

 

Por eso, abordar los problemas al masticar en la tercera edad no es solo un asunto médico, sino también emocional.

 

¿Cómo adaptar la alimentación?

La clave está en adaptar la textura de los alimentos sin perder su valor nutricional ni su sabor. En muchos casos, no se trata de eliminar grupos alimenticios, sino de presentarlos de forma diferente. Por ejemplo, las carnes pueden cocinarse muy tiernas o triturarse con caldos; las frutas, ofrecerse en compotas o batidos.

 

Una dieta adaptada debe cumplir tres principios fundamentales:

  1. Ser segura (evitar atragantamientos)
  2. Ser apetecible (que siga motivando a comer)
  3. Ser equilibrada (que aporte todos los nutrientes necesarios)

 

Opciones útiles para una dieta adaptada

  • Pescado blanco al vapor, más suave y fácil de digerir que la carne roja.
  • Verduras cocidas o en puré, que mantienen vitaminas y minerales sin dificultad al masticar.
  • Legumbres en crema, como lentejas o garbanzos pasados.
  • Frutas blandas como el plátano o la pera cocida, ideales para postres.
  • Lácteos suaves: yogures, quesos cremosos o batidos.
  • Tortillas jugosas o huevos pasados por agua, que aportan proteínas sin necesidad de masticar en exceso.
  • Pan de molde tierno en lugar de pan duro o tostadas, para evitar esfuerzo mandibular.

También es muy importante cuidar la hidratación, ya que una buena producción de saliva facilita tanto la masticación como la deglución.

 

Cómo trabajamos este aspecto en El Encinar

En Residencia El Encinar, cada persona recibe una valoración nutricional individualizada. Nuestros menús están adaptados a las capacidades masticatorias de cada residente, sin renunciar a platos sabrosos, tradicionales y equilibrados.

 

Además, contamos con un equipo profesional que colabora con logopedas y nutricionistas para vigilar cualquier señal de riesgo. Porque detectar a tiempo los cambios en la alimentación puede evitar complicaciones mayores.

 

Los residentes que presentan problemas de masticación o deglución tienen siempre acceso a alternativas seguras y apetecibles, elaboradas con cariño y conocimiento. También fomentamos el acompañamiento durante las comidas, para que el momento de comer no sea un acto solitario, sino una oportunidad de compartir y disfrutar.

 

La importancia del entorno y el apoyo emocional

Una buena alimentación también empieza por un entorno adecuado. Comer en un lugar tranquilo, con tiempo suficiente, sin presión y con compañía amable, hace que la persona mayor se sienta segura y respetada.

 

En muchos casos, lo que más agradecen nuestros mayores es sentirse comprendidos. No tener que justificar por qué no comen algo o sentirse juzgados por ello. En El Encinar, sabemos que cada dificultad es distinta, y que el respeto es la base de cualquier cuidado.

 

En El Encinar, comer sigue siendo un placer

Abordar los problemas al masticar en la tercera edad es fundamental para garantizar una vida plena. No solo hablamos de salud física, sino de bienestar emocional, autonomía y dignidad.

 

En Residencia El Encinar trabajamos cada día para que nuestros residentes coman bien, disfruten de cada comida y reciban una atención adaptada a sus necesidades reales. Si estás buscando un lugar donde se cuide a las personas como se merecen, estaremos encantados de recibirte.

 

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